F.J. García Valadés :: A mediados del siglo II a. C. los belicosos lusitanos se rebelaron contra el dominio romano. Durante 15 años las legiones fracasaron a la hora de sofocar el levantamiento. Los restos de un campamento con imponentes defensas, cercano a Llerena, recuerdan uno de los episodios iniciales de un enfrentamiento que llegó a ser la bestia negra del Senado.

El complejo militar de El Pedrosillo se sitúa tras las últimas estribaciones de Sierra Morena, a 7 kilómetros al noreste de Llerena (Badajoz). Está a 1,5 kilómetros al norte de la carretera que une esta localidad con Ahillones. Se puede acceder a través de una pista de acceso restringido para vehículos, ya que ocupa actualmente tierras de cultivo dentro de una finca privada. Los trabajos arqueológicos han puesto de relieve la singularidad del yacimiento. Se trataría de todo un complejo de estructuras asociadas a un recinto campamental principal. Por lo que no hablamos de una instalación aislada, como ocurre en la mayoría de los yacimientos militares romanos de la Península. Ocupa una superficie superior a 350 hectáreas, a ambas orillas del arroyo de El Pedrosillo. Se trata de un emplazamiento ideal para un campamento de campaña. Se sitúa en una leve loma con amplias vistas, con suministro continuo de agua, con proximidad a un vado fluvial, amplia zona de praderas para pastos, con bosquecillos de encinas y abundante piedra en superficie que facilita la construcción.

Entre las estructuras localizadas se identifican dos recintos amurallados de forma trapezoidal, uno mayor que otro; agrupaciones de pequeños  recintos circulares (castellae); estructuras  anexas utilitarias y todo un sistema de defensas en titulum. El recinto principal (C2, en el plano de las estructuras) tiene forma más trapezoidal y ocupa una extensión de 9,90 hectáreas. Está delimitado por una muralla baja de 1226 metros de longitud, con una altura entre 1 y 1,20 metros, construida según la técnica del emplecton. Con un montaje cuidado de los paramentos. La anchura media de la muralla es de 2 metros, aunque puede variar entre 1,80 y 2,50. Solo muestra una puerta de 70 centímetros situada al este. En lo alto del campamento el paramento interno del muro no es vertical, sino ligeramente inclinado para engrosar la base y es unos 30 centímetros más alto que el exterior, que sí que es vertical. El muro está flanqueado por dos taludes laterales: uno externo, con pendiente pronunciada, y otro interno, más suave. El interior del recinto parece haber sido nivelado. A lo largo del campamento discurre una espina rocosa que ha sido rebajada en el centro del recinto, quizás con la intención de ubicar el praetorium. Las esquinas se encuentran redondeadas. El recinto secundario (C2a) se encuentra en la parte más elevada de la loma y se sitúa al sureste del recinto principal. De idéntica construcción al principal, tiene forma de trapecio. Posee una pequeña puerta en clavícula de 70 centímetros al sureste. El interior está aterrazado y nivelado, ocupando 3,50 hectáreas. Sin embargo, se trata de un pequeño recinto incluido en un aterrazamiento mayor, visible en vista aérea, que se correspondía con un recinto campamental anexo al principal al noroeste y  flanqueado por un vallum y un foso, en sus lados este y sur. Se accedería por una puerta en pseudo-clavícula, en la que la puerta se dispone entre dos muros que discurren paralelos durante un tramo antes de la abertura. Esta disposición supone una variante sobre la clavícula clásica en la que el paramento exterior se adelanta en cuarto de círculo sobre el interior. La estructura delimitada por el vallum parece haber sido una fase preliminar del resto del conjunto o bien pudo pertenecer a una campaña anterior. Esto se deduce de apreciar en vista aérea que la terraza del recinto pequeño (C2a) y del recinto de la empalizada en la que está inserto fue recortada para la edificación del recinto principal (C2). Pudo tratarse entonces de un puesto de control o de una avanzadilla que iniciaría la posterior instalación. El mismo objetivo parece que desempeñaron los recintos empalizados a 100 metros al sur del yacimiento (C1 y C1a). Su forma es ovalada, con una puerta de grandes dimensiones, flaqueados por un foso y una fuerte empalizada, que les caracteriza como castella. Claramente vinculados al primer asentamiento romano en la zona, pudieron ser también puestos avanzados de control de la vía. Lo que verdaderamente hace singular al yacimiento de El Pedrosillo es el complejo de estructuras defensivas asociadas, que le hace ser uno de los más relevantes de los conservados en la Península. Para defender el asentamiento de posibles ataques por el norte, los romanos desplegaron un sistema de fortines (F) a ambas partes del arroyo, delimitados en piedra, entre 1 y 2 metros de grosor, o empalizada, en los casos de los más grandes. Sus dimensiones son diversas. Parece que su función era de control, quedando claramente manifiesta en el caso de fortín que se emplaza sobre la vía que se dirige al castro de Las Dehesillas (F4) o el que se abre a una zona de cercados (F8). Asociados a los fortines levantaron recintos circulares u ovalados. Se han contabilizado en torno a quince.
Elaborados generalmente en piedra, con la técnica del emplecton, con grosores entre 1 y 2 metros y una altura no elevada, de unos 1,40 metros que garantiza protección y una posición idónea para el uso de armas arrojadizas. Los más grandes (C8) están limitados con empalizada.



Constituirían auténticas torres junto a los fortines. Muros contra la caballería Finalmente, dispusieron a media ladera obstáculos para impedir el ataque organizado de la caballería enemiga. Se identifican hasta más de un centenar de muretes, diferenciados en tres conjuntos. Dos de ellos paralelos a ambos lados del arroyo y un tercero, perpendicular al resto, cortando el acceso por el este. Generalmente construidos en piedra mediante emplecton, con una anchura de 2 a 3 metros y una longitud de entre 10 a 30 metros. La altura actual ronda los 50 centímetros. Pudieron estos titula estar precedidos de foso, pero no hay evidencias al respecto. Se añadió a las defensas, un pequeño afluente del arrollo El Pedrosillo, que discurre paralelo frente al conjunto perpendicular de titula, que fue rebajado hasta el nivel de roca madre para convertirlo en un ancho foso de 4 metros.
Para finalizar, además del conjunto defensivo, se localizan numerosas construcciones anexas que probablemente fueran recintos para alojar parte del bagaje y animales de carga propios de un ejército romano en campaña. Es curiosa la construcción que se ubica en altura sobre el conjunto, muy próxima al recinto principal (F3), y que está flanqueada al este por una muralla serpenteante y todo el sistema de titula que se despliegan a ese lado del arroyo. Además se vería defendida por un recinto circular al norte (C6), lo que contrasta con una entrada de 10 metros en pseudo-clavícula. Los arqueólogos han querido ver en él un posible recinto balístico. Más al este, el conjunto F2 podría tratarse de corrales para el ganado. Curiosamente no se divisa desde fuera del campamento. Por otra parte, el gran conjunto oriental (F8), por sus dimensiones y la proximidad al arroyo, parece que estuvo claramente destinado a guardar animales. Los arqueólogos han constatado la escasez de material considerado típicamente romano (ladrillos, tejas, cerámica…). Tan solo han aparecido algunos elementos metálicos como una punta de pilum, glandes de plomo, piquetas y una curiosa moneda hispano-cartaginesa. El complejo defensivo parece estar orientado a defender el asentamiento de un ataque por el norte y el noreste. Lo que contrasta con el sector sur, en el que se extiende una amplia llanura, como si se invitara al enemigo a operar en campo abierto por sólo esa zona. Esta particularidad, sumada a los cuidados en la defensa, ha llevado a los expertos a contemplar el área como lugar de un campo de batalla de las guerras lusitanas. Para nosotros, el presente estudio es una oportunidad para introducirnos en un mundo del que casi sólo nos han llegado leyendas. El yacimiento parece que alojó a una sola legión y a sus cuerpos auxiliares. Es decir, podría tratarse del ejército de un pretor en incursión por la Beturia, en las estribaciones mismas de la Lusitania. Avanzado el conflicto contra los lusitanos, las tropas desplazadas se incrementaron hasta sumar ejércitos consulares y proconsulares. Podría tratarse entonces, de un ejemplo cercano a los primeros tiempos de la guerra, ligado a pretores como Atilio Serrano o Sulpicio Galba, que consiguieron llevar el conflicto hasta sus propias tierras, antes incluso del legendario Viriato.

Muro perimetral del recinto principal


Muro perimetral del segundo recinto, situado en la cota más alta

  Los campamentos romanos en Hispania
  2008: Jean-Gérard Gorges y Germán Rodríguez Martín: “Un pressoir Antique creusé dans la roche à proximité de Regina
  Díptico sobre el Pedrosillo