El tesoro de Regina: 818 monedas de cobre del emperador Claudio II que han sido estudiadas 35 años después de su hallazgo

Sus características lo hacen único en España y Portugal según el arqueólogo y experto en numismática David Martínez Chico

En 1986 se estaban realizando los primeros trabajos en el foro, la zona central de la ciudad romana de Regina. Los arqueólogos encontraron un tesorillo compuesto por 820 monedas (dos han desaparecido) del tiempo en el que el imperio romano aceleraba su decadencia. Aparecieron junto a una bonita fíbula decorada que abrochaba la bolsa en la que se guardaron las monedas, de la que no llegó resto alguno a nuestros días. 
El tesorillo fue depositado en el Museo Arqueológico de Badajoz y posteriormente estuvo expuesto hasta hace pocos años sin mayor información que la de su datación situada en torno al S. IV d.C. 

35 años después de su hallazgo, el arqueólogo y experto en numismática David Martínez Chico, ha publicado un libro en el que se estudia al detalle este tesoro que ha calificado como único en España y Portugal. «Es la primera vez que se ha encontrado un tesoro de estas características o con esta estructura, casi en exclusiva con un tipo de moneda de cobre que puede considerarse como imitación o irregular. En otras zonas de la Galia o Britania sí teníamos documentadas estas estructuras pero no aquí». 

La mayoría de las monedas llevan la efigie del emperador Claudio II y fueron acuñadas a partir del 270 d.C. En el reverso, la representación más repetida en esta serie es la de una pira funeraria o altar aunque en un buen número de monedas aparece también un águila. Encontramos asimismo en la mayoría de las monedas la leyenda ‘Consecratio’, el acto ritual por la que un mortal era elevado al estado de divinidad, Otra de las peculiaridades de este tesoro es que estamos ante una serie de monedas que son consideradas imitaciones. «En Numismática Antigua el término «imitación» se suele usar para diferenciar este tipo de monedas de las falsificadas, que implican un delito pues se hacían claramente para defraudar», considera Martínez Chico. “La moneda de imitación se relaciona con situaciones precarias monetalmente hablando; en un momento en el que la moneda divisionaria o menuda no existía, o era escasa, debieron surgir talleres para aliviar dicha escasez de monedas” 

Poco o nada se sabe acerca de las razones que llevaron al ciudadano de Regina, presumiblemente un comerciante o tendero, a esconder las monedas. «En esos momentos la ciudad de Regina debió estar prácticamente abandonada. En cualquier caso, el lugar donde se ocultó, en pleno foro romano, da ciertas pistas de la posible actividad que la ciudad todavía mantenía. Por desgracia, no contamos con otros datos que contrasten la cronología de ocultación, propuesta para nuestro tesoro. Los motivos que pueden esconderse detrás de un atesoramiento no necesariamente están relacionados con episodios violentos. Motivos económicos también son una buena causa, refugio contra la inflación del momento y tal vez con la intención de introducirlas más tarde de nuevo en el mercado”. 

En este hallazgo destaca también la fíbula o broche con la que se cerraba la bolsa que contuvo las monedas. Estuvo esmaltada con colores vivos y su datación es anterior al tesoro, se sitúa a finales del S. II y principios de S. III. 


Entrevista a David Martínez Chico

¿Cómo surgió su interés por el tesoro de Regina y cómo supo de su existencia? 

Supe de la existencia de este tesoro revisando la bibliografía disponible, con motivo de mi tesis doctoral, leída en 2020 en la Universitat de València. Ahora mismo está en fase de ampliación y publicación. Se trata del primer corpus de tesoros monetarios hispanos (con España y Portugal), pues comprende sumariamente todos los tesoros conocidos en época imperial, es decir, desde Augusto al siglo VI d.C. (terminando en fase romano-visigoda). En uno de estos textos bibliográficos consultados se citaba el tesoro de Regina como inédito o sin estudiar. Inmediatamente me puse en contacto con el Museo de Badajoz, cuyos conservadores me indicaron que el tesoro se encontraba intacto en una vitrina, y que carecía de un estudio individual y/o monográfico. Dada la dificultad de su estudio y que no eran «monedas valiosas», ningún investigador se atrevió a documentar el tesoro (desde 1986 hasta hoy).

Por todo ello, en 2018 fui a Badajoz al objeto de estudiarlo e incorporarlo en mi tesis así como en una futura monografía, hoy publicada en la editorial Archaeopress (Oxford), disponible on-line (https://cutt.ly/wbUOxJZ). Agradezco una vez más al Museo de Badajoz y a su director, Guillermo S. Kurtz Schaefer, quien me prologó el trabajo.

818 monedas componen el tesorillo que según su estudio es uno de los más importantes de España y Portugal. ¿Nos puede argumentar el por qué de la importancia?

Hay que decir que en la memoria original se afirmaba que el tesoro se componía de 820 monedas. Podemos suponer que 2 han desaparecido o que la primera contabilización fue incorrecta. Y en cuanto a la importancia del tesoro es bien sencillo: es la primera vez que se ha encontrado un tesoro de estas características o con esta estructura, casi en exclusiva con un tipo de moneda de cobre que puede considerarse como imitación o irregular.  En otras zonas de la Galia o Britania sí teníamos documentadas estas estructuras. A esto hay que sumarle que las monedas aparecieron junto a una fíbula policromada de bronce, cuya cronología debe ser anterior al siglo III d.C., pero al parecer usada como imperdible o cerradura de una bolsita de tela, cuero o lino (conocida como follis), si bien perecida con el tiempo.

Afirma también que el tesoro provoca más preguntas que respuestas… Pero ¿se ha podido llegar a alguna conclusión sobre el contexto histórico en el que fue escondido y la realidad de la ciudad en el momento?

La ocultación del conjunto monetario puede que se sitúe entre los siglos IV-V d.C., ya sugerido por los propios arqueólogos que exhumaron las monedas en 1986. En esos momentos la ciudad de Regina debió estar prácticamente abandonada. En cualquier caso, el lugar donde se ocultó, en pleno foro romano, da ciertas pistas de la posible actividad que la ciudad todavía mantenía. Por desgracia, no contamos con otros datos que contrasten la cronología de ocultación, propuesta para nuestro tesoro. Además, no son monedas oficiales, sino imitaciones.

Se usa repetidamente el término de imitaciones… ¿A qué se refiere exactamente? 

La inmensa mayoría de las monedas atesoradas imitan antoninianos póstumos en honor a Divo Claudio II, acuñados a partir del 270 d.C., al menos las oficiales. En Numismática Antigua el término «imitación» se suele usar para diferenciar las monedas falsificadas, que implican un delito pues se hacían claramente para defraudar. Aunque se trata de un tema que muchas veces puede parecernos espurio o solamente semántico, ambos conceptos tienen distintas implicaciones. En suma, la moneda de imitación se relaciona a su vez con situaciones precarias monetalmente hablando; en un momento en el que la moneda divisionaria o menuda no existía -o era escasa-, debieron surgir talleres para aliviar dicha escasez monetal. A qué moneda podemos llamar «de imitación», unido a la naturaleza de algunos talleres, conforman el debate de esta parcela de la ciencia numismática. 

Sabemos que es una pregunta con difícil respuesta… ¿Por qué un ciudadano de Regina esconde una bolsa con más de 800 monedas? 

Esta es una de esas preguntas que cualquier persona se hace cuando está frente a un tesoro monetario. Los motivos que pueden esconderse detrás de un atesoramiento no necesariamente están relacionados con episodios violentos. Motivos económicos también son una buena causa (refugio contra la inflación del momento, etc.). No obstante, el tesoro de Regina debe ser analizado como un material intencionalmente seleccionado (el usuario que las ocultó sabía perfectamente que eran imitaciones). Los motivos económicos debieron ser inciertos, tal vez con la intención de reintroducirlas más tarde en el mercado. 

¿El lugar del hallazgo exacto no se conoce?

La memoria original habla que salió en una parte del foro que estaba siendo excavada. En el plano de excavación no se marcó el hallazgo. Pero hay dos posibilidades, según identifiquemos cuál es el cardo o el decumano. 

La Numismática de Regina apenas si ha sido estudiada. ¿Le seduce la idea de seguir buceando en la historia de la ciudad a través de las monedas que circularon en época romana?

Por supuesto. Además, me consta que otros investigadores pronto publicarán numerosos hallazgos aislados de la ciudad. Yo ya he puesto mi granito de arena y animo a otros historiadores o arqueólogos a seguir este camino. Los numerosos restos materiales de Regina son muy valiosos para la Historia del Imperio Romano.

¿Qué opinión tiene de Regina Turdulorum. Cree que Regina fue una ciudad administrativa que surgió por la explotación de las minas de la comarca o por el contrario, tuvo actividad económica y comercial propia?

Creo que ambos asertos se complementan y uno no excluye al otro. Claramente la minería es un gran factor, incluso potenciador, pero tampoco se debería negar la propia importancia de la ciudad y su ulterior desarrollo como centro administrativo. La realidad histórica es poliédrica. 

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